A mi esposa Pepa y mis hijos Víctor, Ana, Elena y familias, por su apoyo para dar a conocer nuestra tierra.
Esta es una de las más preciadas plazas de nuestra ciudad que, aun estando en el centro, disfruta de una gran tranquilidad para contemplar la majestuosidad de los cuatro Ficus macrophilla, (tres de los cuales son centenarios) protegidos por la Ley por el considerable perímetro de su tronco, que supera los 6 metros de altura de 1,30 de perímetro desde su base. Sin embargo, lo que muchos alicantinos desconocen es que esta recoleta plaza fue, en un pasado no tan lejano, una cala donde los vecinos pescadores atracaban sus barcas a los pies de sus viviendas.
Plaza de las Barcas
Desde la más remota antigüedad, el lugar ocupado hoy por esta magnífica plaza no era más que una pequeña cala formada por la erosión del mar, al igual que las del Vall (ahora Rambla de Méndez Núñez) y Ramiro (ahora Paseo del mismo nombre). La playa que se situaba donde hoy se encuentra la plaza, era por aquel entonces conocida por los alicantinos con la denominación popular de Playa de El Tracho o El Alfolí.
Desde tiempo inmemorial, esta parte de la bahía fue un trozo natural de costa en la que se encontraban playas, acantilados y varias radas o calas. El mar invadía el lugar que hoy ocupa el paseo de la Explanada en forma de playa, y llegaba a lo que son las actuales calles de Manero Molla, Rafael Altamira y Portal de Elche. Los pescadores de San Francisco y del Arrabal del Socorro, disponían de varios refugios principales localizados en las ramblas de Canicia (actual calle Bilbao), además de los dos mencionados más arriba y éste de la plaza de las Barcas, donde varaban sus embarcaciones casi a la puerta de su vivienda, al regreso de faenar por las aguas de la bahía.
Casa del Rey o Alfolí de la Sal
Reinando Felipe II de España y XV de Alicante, mandó reedificar los muros del castillo y reforzar las defensas de la ciudad con varios torreones. En este plan de edificaciones, se encontraba la orden de construir al suroeste de la playa de las Barcas en entonces conocido como Casa del Rey o Alfolí de la Sal.
Este edificio se trataba de un sólido edificio de planta cuadrada, de 28,33 metros de lado, cubierto por 15 bóvedas de arista a 8,39 metros de altura asentadas sobre pilares y gruesos muros de 1,51. Recibía la luz por tres ventanas practicadas en el muro de la parte del mar; y, sobre la puerta principal, abierta en el centro de la fachada, se colocó una losa en la que estaba grabado un escudo con las cuatro barras de las Armas de Aragón, indicándose el año 1591 que terminó la obra.
El edificio estaba situado a la orilla del mar, en los terrenos ocupados más tarde por la actual Plaza de Gabriel Miró, de la que aún perdura en la memoria popular su antiguo nombre de Plaza de las Barcas. El importe de la obra de este edificio, destinado a almacén o alfolí de la Sal que conducían los barcos a este puerto desde las salinas de la Mata, ascendió a la suma de 2.200 ducados del Patrimonio Real, que supondrían un incentivo para el desarrollo de lo que posteriormente sería el Barrio de San Francisco y de la ciudad de Alicante.
Actualmente, en el lugar donde se encontraba el Alfolí de la Sal, está el Palacio de Comunicaciones.
A consecuencia del bombardeo infligido a la ciudad en 1691 por la escuadra de Luis XIV de Francia, Alicante quedó destruido en su mayor parte. Las ruinas que cubrían calles y plazas fueron trasladándose a la plaza de las Barcas e inmediaciones, ganando poco a poco terreno al mar. La línea de costa, en aquella época, alcanzaba casi hasta el territorio de la que es hoy la calle San Francisco. Este dragado se inició con motivo de los estudios pertinentes realizados en 1775 para convertir la rada en muelle de costa y el malecón, datándose el inicio de los trabajos el año 1810.
Con el tiempo, este lugar quedaría aterrado por completo, permitiendo la formación de un extenso malecón. Este malecón conectaba con el iniciado en la Rambla del Rihuet por la ampliación del muelle de costa, y se prolongaba desde la plaza de las Barcas hasta las actuales calles de Lanuza y Valdés, dando lugar a la formación de la pequeña Plaza de San Carlos que formaba parte de la calle de Las Bóvedas (ahora Canalejas).
En 1818 se realizó el primer replanteo de la plaza, elevándola ligeramente sobre el solar primigenio que ocupaba, con un breve escalonado en todo su perímetro. Años después, se instaló en el centro el plato de una fuente para recibir en octubre de 1898 las aguas potables traídas desde Sax, instalándose en 1918 sobre el citado plato, la escultura La Aguadora, obra de Vicente Bañuls.
A lo largo del tiempo, la plaza ha tenido diversas denominaciones: Tracho, Alfolí, Barcas, Isabel II, Libertad y, finalmente, el actual nombre de Gabriel Miró. Junto a estas denominaciones oficiales, el pueblo alicantino también la bautizó popularmente como Plaza de Correos, ya que en esta se encontraba la sede provincial de esta entidad.
En 1851 se derriban las murallas del mar en esta parte y se termina de terraplenar el litoral, para formar el perfil definitivo del muelle de costa, permitiendo la formación del nuevo paseo que se extiende desde la plaza de las Barcas hasta el Baluarte de San Carlos, adornando su superficie anterior con cuatro hileras de palmeras. Aquel paseo habría de ser el germen que convertiría el malecón en la actual Explanada de España, creando así uno de los lugares de costa más bellos de nuestro país e icono de nuestra ciudad.

Explanada de España (Alicante)
BIBLIOGRAFÍA
- VIRAVENS Y PASTOR, Rafael: Crónica de la muy ilustre y siempre fiel Ciudad de Alicante-.- Alicante 1876.
- RAMOS HIDALGO, Antonio: Evolución urbana de Alicante.- Alicante 1984.
- SEVA VILLAPLANA, Vicente: Alicante 1884, cien años atrás.- Alicante1985.
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